Un anochecer, un amanecer dándole el “hasta mañana” o bien los “buenos días... Todo se divisa desde mi balcón que a todas luces es excelente mirador de la vida de la ciudad santiaguera en momentos del acostarse o el despertar... Pero claro, como en toda localidad, por muy pequeña que nos parezca, el horario marca un ajetreo diferente, como si la noche y el día, se combinaran para cada uno, por su lado, con su fuerza diferente, hacerle juego a la luna o al sol... Un astro brillante, pero frío, de sobrada calma, preparándonos para un descanso en mayoría... El otro, el rey, en su otra cara, brillante también pero con más fuerza, impertinente en el calor, en la sofocación, marcando la prisa, en un apresuramiento necesario para emprender tareas... En uno se termina, en otro se comienza y comienza con una PALOMA que nadie sabe desde cuando remontó su vuelo para llegar a mi pequeña morada, a lo alto de mi balcón a darme el despertar, y saludar a todos... No sé si estaba velando sueños, o llegó en el momento de la plena conciencia de que esta vez, el 26 de marzo, tendrá y para siempre en esta tierra un lugar más en la historia... De todas maneras creo que me dice... ¡Levántese!... Es hora de que de la bienvenida a tus visitantes!...
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